sábado, 7 de julio de 2012

¿CASUALIDAD?

REFLEXIÓN

            ¿Casualidad? La verdad no lo sé, pero agradezco a Dios el rumbo que tomaron las cosas.
            Durante la distribución en el plantel de las pasantes, pedía a Dios que no se me asignara a un primer grado, pues suelo ser una persona muy exigente sin tomar en cuenta las condiciones, destrezas y habilidades de la persona a la que le exijo. Pensé que el ser asignada a un primer grado representaría un conflicto y el “bajar” mi nivel de exigencia por ser niños y niñas pequeños.
            Irónicamente, la coordinadora del plantel me asignó sin dudar en primer grado, pensé que no iba a funcionar, me enojé, decepcioné, sentí impotencia. Pero luego entendí gracias a la ayuda de la profesora, que todo sucede con un motivo, que algo existía en esos niños y niñas que yo necesitaba observar y aceptar.
            Y así fue, hoy día GRACIAS DOY A DIOS INFINITAMENTE por asignarme a ese grado porque esos pequeños corazones se convirtieron en mis consoladores cuando tenía problemas, pues el sólo verlos reír, jugar, saltar, me alegraba el día.
            Se convirtieron en mis maestros y me ayudaron a reconocer mis actitudes, aquellas que afectaban mi entorno familiar y social. El sentirme admirada, querida y sentir que de alguna manera contribuía en sus vidas, me hizo cambiar muchas maneras para tratar de ser el mejor ejemplo posible.
            Cada uno por individual dejó una enseñanza en mí, en especial, me demostraron que el hecho de ser niños y niñas de 7 u 8 años, no las hacía menos capaces que los de 14 y 13 años, y que podían darme todo lo que exigiera siempre y cuando esta exigencia estuviese contextualizada y acorde a sus destrezas y competencias.
            1°, 2°, 3°, 4°, 5° ó 6°; es irrelevante donde sea asignada, lo importante es lo que yo pueda brindar y lo que pueda aprender de mis alumnos.


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